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"Ese Monte que presume de ser Santo, y que lo es tanto que no va a dejar ni un santo monte ni un monte sano" (Gerttz)

¿Qué es Monsanto?

Una empresa química que nació en 1901 en San Louis, Missouri. Ahora se quiere hacer pasar por una entidad auxiliar de la agricultura, de apoyo y sustento al agricultor escondiéndose tras bellas imágenes bucólicas y pastoriles.

Aquí resumimos el documental El Mundo Según Monsanto que puedes ver en esta página y descargar haciendo click aquí. Y le añadimos algunos méritos más de otras fuentes.

¿Qué podemos decir de Monsanto?

Se presentan a sí mismos como inocentes granjeros, cuando ocultan todo un arsenal de muerte enlatada capaz de destruir el Planeta por ellos solos. Odian la tierra, odian la vida, al menos en la práctica y en la realidad. Solo miran a sus beneficios enconómicos, como toda gran corporación.

En su historia aparecen glorias tan destacables como los PCB, el DDT, la bomba atómica el Agente Naranja, el aspartame, el L-triptófano, las hormonas para el crecimiento bovino y el herbicida Roundup, además de la soja y el maíz transgénicos. Pero no te preocupes si te parece poco, seguro que están pensando y elaborando algo aún más letal para usarlo hasta que se lo terminen prohibiendo o limitando, como ha pasado con cada una de sus letales creaciones.

1- Los PCB (los PoliCloroBifenilos) fueron el producto estrella de la compañía durante 50 años (1929-1977). Se trata de una serie de aceites sintéticos (se conocen unos 209) no biodegradables que servían de aislantes en los aparatos de transformación eléctrica. Comercializados bajos distintos nombres (Aroclor en EEUU, Pyralene en Francia, Clophen en Alemania...) hasta que fueron prohibidos a comienzos de los años 80.

¿Por qué se prohibieron? Por su alta toxicidad y su increíble penetracion y acumulación en todos los organismos. Todo el Planeta está ya contaminado por PCB en menor o mayor medida. En todo lugar y ser vivo hay PCBs. En algunos lugares sus niveles de presencia están muy por encima de lo tolerable.

Monsanto conocía perfectamente su toxicidad (desde, al menos, 1937, pocos años después de ponerse a producirlo), pero la ocultó durante décadas para seguir haciendo dinero con ese producto letal. No quisieron perder un solo dolar de su negocio.

Producido en Anniston, Alabama, Estados Unidos, los habitantes de la ciudad, en la actualidad, presentan unos niveles increíbles de mortalidad, morbilidad, todo tipo de enfermedades derivadas y una acumulación de PCBs en sus organismos. Acumulaciones que multiplican por miles de veces los niveles tolerables de concentración (que es de 2 partes por mil millones).

Dicha presencia se traduce en probabilidades de sufrir cánceres, hepatitis y diabetes (entre otras gloriosas experiencias) muy por encima de las medias de la nación. También son frecuentes las malformaciones genéticas en los recién nacidos e índices de inteligencia muy bajos según se desarrollan.

Durante años la empresa vertió libremente sus desechos tóxicos de PCBs a un arroyo (llamado Snow Creek) haciendo la vista gorda a lo que estaban generando. Una vez que se vieron obligados a desmantelar su programa de fabricación de muerte (ése en concreto, tenían y tienen muchos más) enterraron los desechos venenosos en una colina de la propia localidad. La administación conocía perfectamente la historia y la toxicidad del producto, pero, debidamente untados por el dineral que Monsanto iba acumulando, hicieron la vista gorda.

Y es que en Estados Unidos (más que en ninguna otra parte del mundo, aunque les vamos a la zaga en todas partes) el dinero hace y deshace la ley a su medida. Y la aplicación conreta de la ley, es decir, las decisiones judiciales.

Ya lo decimos en el capítulo dedicado a la avaricia, en la medida en que todas las personas nos movemos por dinero (y muchas solo por él) es el dinero quien manda y nos gobierna.

De todos modos, Monsanto tuvo que pagar una multa de 700.000.000 de dólares por mentir y ocultar datos sobre la peligrosidad de los PCB.

2- El DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano) no fue ni invento ni patente de Monsanto. Simplemente la corporación se limitó a fabricarlo y comercializarlo. Tras su uso indiscriminado, en los años 40, 50 y 60, se prohibió en los 70. Y hoy en día sigue prohibido, aunque hay quien lo echa de menos pues es fácil de fabricar y es barato. Además de matarlo todo, incluyendo los mosquitos. Y afecta especialmente a gatos, quizá por su afición a la caza de insectos.

3- Cuando F.D. Roosvelt decidió desarrollar la bomba atómica, en realidad, las bombas atómicas, una de uranio (Little Boy, Hiroshima 6 de agosto de 1945 fue la única) y muchas de plutonio (Trinity, 16 de julio de 1945; Fat Man, Nagasaki 9 de agosto de 1945; Ivy Mike, Castle Bravo... estas últimas termonucleares, es decir, de plutonio y de hidrógeno, así como las soviéticas que copiaron por espionaje la tecnología USA de plutonio) el gobierno de los USA necesitó ayuda para llevarlas a cabo. Y contó con algunas de las empresas químicas más relevantes del momento, evidentemente, con Monsanto (además de Dupont De Nemours, UCAR Union Carbide, Kellogs...). Monsanto, de ese modo, se vio implicada en dos de los mayores crímenes contra la humanidad: los atentados genocidas y terroristas contra Hiroshima y contra Nagasaki. Los mayores crímenes puntuales de la historia, por el momento. Y mejor que sigan detentando ese funesto honor para siempre.

4- El Agente Naranja fue otra de sus maravillosas creaciones. El ejército de los Estados Unidos lo utilizó para esterilizar los bosques en los que se escondían los viet-kongs durante la guerra de Vietnam (antes llamado Indochina), precisamente para dejarlos sin protección y sin sustento (también, de paso, envenenarlos directamente). Su componente tóxico se denominaba el 245T, se basaba en la dioxina, uno de los tóxicos más potentes que se conocen y, generó, aparte de varios millones de muertes entre las filas enemigas, miles casos de cáncer y otras dolencias entre los propios soldados que lo manipulaban, distribuían generosamente y andaban cerca del mismo.

Casi cincuenta años a más del fin de dicha guerra aún genera malformaciones y enfermedades en las áreas donde se vertió el producto.

Monsanto, obviamente, conocía la alta toxicidad de producto. Este no solo hacia imposible la vida vegetal, sino todo asomo de vida. De hecho, un accidente ocurrido en sus factorías en sus primeros años de producción intoxicó a varios de sus operarios e hizo morir de cáncer a varios de ellos. Monsanto lo ocultó.

Cuando los veteranos de la guerra del Vietnam demandaron al ejército y a Monsanto por los males que estaban sufriendo y por las muertes que generaron con su liquidito, Monsanto manipuló los estudios de toxicidad para librarse de pagar indemnizaciones y lavar su imagen.

Concretamente metió en ambas listas que sirvieron de base a su estudio toxicológico, tanto en el grupo experimental (el de la gente que había sido expuesta al producto) como en el grupo control (el que no había sido expuesto, supuestamente) a las mismas 5 personas que habían muerto por cáncer, con lo que simularon que su panacea no hacía aumentar los riesgos de sufrir carcinomas ya que tanto en un grupo como en el otro los indices de cáncer resultaban parejos.

Ya verás que este tipo de manipulaciones y tejemanejes es lo habitual en la forma de actuar de la compañía.

Y lo curioso es que el sistema judicial de los EEUU utiliza los estudios médicos de la propia compañía demandada para decidir.

5- Roundup, un herbicida basado en el glifosato, es el producto de su género, más vendido en el mundo en los últimos 30 años. Inicialmente se jactaba de ser biodegradable (con anuncios simpáticos y graciosos de un perrito y su hueso enterrado bajo una planta muerta por glifosato), pero se fue conociendo que, en realidad, era biodesagradable, muy biodesagradable. No solo envenena a todas las plantas (hasta la modificada genéticamente para soportarla, aunque no la mate) sino que tiene todas las características de un producto cancerígeno para los animales: desestabiliza el control de la reproducción celular, lo que es la base (el primer paso) de todo producto cancerígeno. Para domostrar inequívocamente que desarrolla el cáncer harán falta décadas, como pasó con tantos productos (el agente naranja, asbesto o amianto, tabaco...).

Pero, Monsanto no solo se contentó de buscar un producto que mataba todas las plantas en sustitución de sus peligroso Agente Naranja, sino que, al encontrar una bacteria que lo resistía, ideó el chollazo de insertar sus genes en las algunas plantas para hacerlas resistentes a sus efectos. Así tenían el gran negocio: un producto que ahorra mucho trabajo a los granjeros (quitar las malas hierbas es una tarea constante y fastidiosa) y otro que los hace depender de lo que les vende la Compañía, al ser la única planta que puede crecer en las tieras tratadas.

El primer producto geneticamente modificado fue, precisamente, la soja Roundup Ready (resistente al Roundup) de Monsanto. La única que consigue sobrevivir al tóxico mientras que las demás plantas desaparecen. Y todo otro ser vivo.

Pero, pasa lo mismo con el Roundup que con el Agente Naranja: es muy tóxico para las personas (así como para los demás animales), detalle que Monsanto ha tenido el cuidado de ocultar para poder seguir ganando dinero.

De hecho, con sus debidas inyecciones de capital en los lugares (bolsillos) precisos, consiguió que la Administración de los Estados Unidos considerase que los productos genéticamente modificados son como los demás, ya que se basan en la misma química básica orgánica. Así tienen las puertas abiertas a producir lo que quieran. Muchos países del mundo se han limitado a fiarse de la normativa del país más avanzado del mundo, otros han sido más cuidadosos.

Pero eso no los libra de sus efectos. Al ser tanto la soja como el maíz plantas abiertas a la polinización externa, los genes modificados han ido invadiendo las plantas que no proveníande Monsanto, de forma que, por ejemplo, en México, es ya difícil encontrar maíz (recordemos que dicha especie es originaria del país) no contaminado por los genes frankesteinizados por Monsanto.

Su perniciosa forma de actuar sobre nuestra salud es porque sustituye a un aminoácido muy similar, la glicina. Así está generando toda una epidemia de alergias alimentarias derivadas, como la loca y desbocada alergia al gluten, derivada, especialmente de secar las cosechas con el producto a última hora.

En Paraguay, por ejemplo, si bien inicialmente el gobierno prohibió los productos geneticamente modificados, la contaminación ha ido prentrando y se ha ido extendiendo de tal modo, que los agricultores que no utilizan la soja Roundup Ready, se encuentran rodeados por los cultivos de ese tipo, y, al final, al estar en contacto tanto con el letal herbicida (que lo mata todo), como con el polen genéticamente modificado, violan su propiedad intelectual, pierden los juicios y se ven obligados a vender sus tierras a los grandes terratenientes metidos en el juego de Monsanto, que lo van invadiendo todo.

En ese país el 98% del territorio de la nación ya pertenece al 2% de la populación. Y es algo que se va generalizando por todo el mundo.

6. Monsanto no solo se ha limitado a fabricar venenos cuando quería hacer venenos o productos industriales (PCB, DDT, plutonio, 245T, glifosato) también se puso a hacer venenos alimentarios. El aspartamo (N-L-alfa-aspartil-L-fenilalanina 1-metiléster) es un buen ejemplo de ellos. Desde 1965 se fabrica este edulcorante sustituto del azúcar que compró Monsanto. También secomercializa bajo las denominaciones Nutrasweet, Zerocal, Finn e Equal. Identificado como aditivo E-951 en las etiquetas. Es unas 200 veces más dulce que el azúcar (sacarosa) y con escaso contenido calórico. Este producto contiene dos aminoácidos ácido aspártico y la fenilalanina y no solo hace daño a quienes tienen fenilcetonuria (incapacidad de metabolizar la fenilalanina e intoxicación con ella conllevando hasta daños al cerebro) sino que se tienen sospechas cada vez más firmes de que es cancerígeno, como ha pasado con TODOS los productos que, hasta la fecha ha producido Monsanto.

Hasta la fecha, como hace Monsanto con todos sus productos, ha encontrado el modo de engañar o de sobornar a las autoridades de la seguridad alimentaria (tiene comprada a la Food And Drug Administration gringa, un canal bidireccional directo entre sus oficinas). Pero cada vez queda más claro porestudios independientes (y no por los pagados por la corporación) que esta sustancia es muy nociva y no solo para la gente con fenilcetonuria. Basta decir que que aspartate y la fenilalanina van unidos con metanol (el metil de la formula que, en nuestro organismo, se vuelve a recomponer) y que este es un tóxico bien conocido y completamente prohibido en la alimentación. Presente en bebidas alhólicas ilegales y adulteradas.

Entre los daños que puede generar están: ceguera en uno o ambos ojos, disminución de visión, visión borrosa, destellos luminosos, disminución de la visión nocturna, dolor en uno o ambos ojos, disminución de la secreción de lágrimas, problemas con las lentes de contacto; ataques de epilepsia, dolores de cabeza, migrañas, mareo, inestabilidad, confusión, pérdida de memoria, somnolencia severa, entumecimiento de las extremidades, piernas inquietas, temblores; depresión severa, irritabilidad, agresión, ansiedad, cambios de personalidad, insomnio, tendencias suicidas, fobias, hiperactividad en los niños; náuseas, diarrea, úlceras pépticas, dolor abdominal, dolor al tragar; descontrol de la diabetes, cambios menstruales, marcado adelgazamiento o aumento de peso, bajo nivel de azúcar en sangre (hipoglucemia); síndrome de fatiga crónica, mal de Epstein-Barr, enfermedad de Lyme, enfermedad de Graves, enfermedad de Menière, alzheimer, esclerosis múltiple, hipotiroidismo, fibromialgia, trastorno de Déficit de Atención.

Además, su almacenamiento prolongado le hace exudar un líquido denominado diketopiperazine (DKP) que causa tumores cerebrales, pólipos uterinos y cambios metabólicos del colesterol. Y, contrariamente al supuesto carácter dietético del aspartame, hace ganar peso al hacer aumentar el nivel de insulina, el aumento de la leptina y la disminución de la serotonina.

Puedes tenerlo en consideración, comprobarlo por ti mism@(haciendo de cobaya), pasar de esta sustancia cautelarmente o esperar que en unos años o décadas por fin se prohiba este otro veneno de Monsanto.

7. La hormona recombinante para el crecimiento bovino o la somatotropina bovina (rBGH, según las siglas en inglés, también conocida como Bovine Somatrotopin, o BST) fue el primer producto manipulado genéticamente comercializado por Monsanto bajo el nombre comercial Posilac.

Está ideada para que las vacas produzcan más leche de la que producirían naturalmente. Funciona alterando la expresión del gen de los transportadores de glucosa de la glándula mamaria, músculo y grasa de la vaca. El gen facilita el trasvase de glucosa a la glándula mamaria, lo que hace que produzca más leche.

Se espera que las vacas a las que se inyecta diariamente una dosis de la rBGH incrementen su producción entre un 10 y 20 por ciento. Sin embargo, los problemas y los efectos secundarios asociados al uso de la rBGH son numerosísimos. Son tantos sus peligros reales y potenciales que está prohibido en Canadá, la Unión Europea y otros países, a pesar de los esfuerzos de Monsanto por ganarse la apertura de esos mercados. Aún así, la rBGH se ha utilizado en otros países –principalmente en EEUU– durante varios años. Y es de allí de donde nos están llegando las malas noticias.

Para una mayor comprensión de los efectos perjudiciales potenciales del rBGH en la vacas, uno no necesita más que ver la etiqueta de advertencia que el FDA exige que Monsanto incluya en cada remesa de Posilac. La etiqueta destaca 21 problemas de salud asociados al uso de Posilac, que incluyen ovarios císticos, desórdenes uterinos, disminución del tiempo de gestación y peso de nacimiento de las terneras, incremento de la tasa de gemelos y retención de placenta5.

Potencialmente el problema más serio, de todas formas, es el incremento del riesgo de mastitis o inflamación de las ubres. Una vaca con mastitis produce leche con pus. Las empresas lácteas no aceptaran leche que tenga un número de células somáticas anormalmente alto (por ejemplo: una alta proporción de pus), y la mastitis puede ser, así, una clara fuente de pérdida de ingresos de los ganaderos. Muchos intentan atajar el problema con el uso de antibióticos, pero se sospecha que los residuos de antibióticos en la leche causan problemas en los humanos que la beben, y también contribuyen al desarrollo de resistencia a antibióticos entre las bacterias6.

Preocupado con los efectos potenciales del rBGH, el US National Farmers Union (NFU), estableció una línea de teléfono en 1994 para que los ganaderos informasen sobre cualquier problema asociado con el Posilac. Cientos de ganaderos llamaron. John Shumway, ganadero del estado de Nueva York, dijo que tuvo que reemplazar 50 vacas como resultado de malas reacciones al Posilac. Las pérdidas estimadas por el uso de rBGH ascendieron a unos 100.000 dólares. Melvin Van Heel, de Minnesota, dijo que sus vacas, tratadas con rBGH, padecieron mastitis, abortos y heridas ulcerosas. “Obtuve más leche, pero no creo que mereciera la pena”, dijo. Un ganadero de Michigan, Steve Schulte, dijo que sus gastos de veterinario disminuyeron mucho cuando dejó de usar el rBGH. En Florida, Al Cole, perdió ocho vacas y tuvo que sacrificar otras 15. Otras tres dieron a luz terneros deformes.

La NFU tiene una grabación de muchas más quejas como estas. Tal es el descontento, que muchos granjeros de todo EE.UU. están dejando de usar la hormona. En 1995, la NFU informó que “en algunas áreas del país de un 60 a un 90% de los ganaderos que usaban el BGH han dejado de hacerlo”.

Así pues, queda claro que solo Monsanto se beneficia de la venta de este nocivo producto.

Incluso dejando de lado los problemas de salud causados por residuos de antibióticos en la leche —utilizados para tratar a las vacas que padecen mastitis— los efectos del rBGH en los humanos pueden ser devastadores. Los estudio científicos más preocupantes son los que relacionen el rBGH con el cáncer.

Cuando a la vaca se le inyecta el rBGH, su presencia en la sangre estimula la producción de otra hormona, llamada, en inglés Insuline-like Growth Factor 1(IGF-1) —Factor de crecimiento 1 tipo insulina—, una hormona-proteíca que producen naturalmente tanto vacas como humanos. El uso de rBGH incrementa los niveles de IGF-1 en la leche de las vacas. Dado que el IGF-1 es activo en los humanos —causando que las células se dividan— algunos científicos piensan que una ingesta de leche tratada con altos niveles de rBGH, podría dar paso a una división y un crecimiento incontrolados de células en los humanos, en otras palabras: cáncer.

Monsanto, naturalmente, ha negado incesantemente que los niveles de IGF-1 en leche tratada con rBGH sea diferente al de la leche de las vacas no tratadas con la hormona recombinante. Según una publicación de 1994 en The Lancet, investigadores de Monsanto afirmaban que “no hay pruebas de que el contenido hormonal de la leche de vacas tratadas con rBGH sea en ningún modo diferente al de la que dan las vacas que no han seguido el tratamiento”. En un número posterior de la misma revista un investigador británico declaró que, ya en 1993, Monsanto había admitido que el nivel de IGF-1 en la leche se incrementaba en torno a 5 veces cuando se usaba rBGH.

Desde entonces, se han realizado diferentes estudios en los que se alerta sobre los peligros de un exceso de IGF-1. Dos investigadores británicos informaron en 1994 que el IGF-1 inducía división de células humanas. El año siguiente, otro estudio descubrió que el IGF-1 promovía el crecimiento de tumores cancerígenos en animales de laboratorio, previniendo la muerte natural de las células.

En 1996, el Profesor Samuel Epstein de la Universidad de Illinois, Chicago, realizó un detallado estudio de los efectos producidos por altos niveles de IGF-1 en los humanos. Los resultados de Epstein revelan que las concentraciones de IGF-1 que hay en la leche de las vacas tratadas con rBGH, pueden provocar cáncer de mama y colón entre las personas bebedoras de leche. La conclusión de Epstein fue contundente: “con la complicidad de la FDA, toda la nación está siendo sometida a un experimento a gran escala que supone la adulteración de un alimento básico muy antiguo por un producto biotecnológico pobremente caracterizado y sin etiquetado… que posee grandes peligros potenciales para toda la población estadounidense”.

8. Soja transgénica

9. Maíz transgénico

Para conseguir que la administración USA haga la vista gorda con sus venenitos, la solución milagro que han encontrado Monsanto consiste en poner a sus empleados en la Food and Drug Administration y en comprar a los dirigientes de esa entidad que se encarga de la seguridad alimentaria y farmacéutica del primer país del mundo (al que los demás siguen e imitan), de forma que su política alimentaria se confecciona a medida y a capricho de Monsanto. Son muchos los ejemplos de los mandatarios de la FDA que habían sido empleados de Monsanto o que han pasado a serlo, incluso de quienes han hecho el camino de ida y de vuelta varias veces: (incluir lista).

Si con nuestros artículos de Avaricia, Simplicidad, Sobriedad... no te habíamos convencido de que el camino que lleva nuestra actual civilización nos lleva al desastre, esperamos haberte aportado algunos sólidos elementos de reflexión más con este.

O cambiamos de paradigma ya o lo que se nos avecina es desastroso. De hecho es tan terrible que no va a poder mantenerse, la cuestión es cuánto demoraremos la auténtica solución y lo que perderemos en ese tiempo. Así que, cuanto antes salgamos de esa ruta y reculemos, mejor.

Como ya empieza a ser habitual, tenemos otra frase más que consideramos digna de estar aquí. Y, en su día, decidimos mejor ponerla aquí en la conclusión y la de Gerttz como introducción. Aquí está:

"Nuestro cuidado por la salud debería comenzar en la granja y en nuestra consciencia. No en algún laboratorio de biotecnología o corporaciones farmacéuticas". (Gary Hopkins)

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